Si te considera una persona perfecta o tienes a alguien que se ve como tal, permítenos que empecemos este post con una historia para reflexionar.

Historia para reflexionar

Nasrudin y su amigo hacía mucho tiempo que no se veían y, mientras tomaban un té, hablaron de lo divino y de lo humano y rememoraron como habían transcurrido sus vidas. Omar le contó que era muy feliz con su mujer, que le había dado tres hijos maravillosos. Como Nasrudin no explicaba nada sobre su estado civil, su buen amigo le preguntó: ” Entonces, ¿nunca te has planteado casarte?”

Tras permanecer un rato callado, le contesto “En mi juventud decidí buscar a la mujer perfecta que tenía en mi mente. Crucé las dunas del desierto, llegué a Damasco y allí conocí a una muchacha muy religiosa y de gran belleza, pero que no tenía ningún interés por las cosas de este mundo. Un tiempo después, atraído por los jardines del palacio de Chesel Sotún, encaminé mis pasos a otra gran ciudad, Isfahan. Paseando, encontré una mujer que conocía lo material y lo espiritual, pero desgraciadamente no era bonita. Entonces, viajé a El Cairo. Allí uno de mis mejores clientes me invitó a cenar en su casa, donde me sentaron al lado de una joven preciosa, religiosa y conocedora de todo lo terrenal”. ¿Y te casaste con ella?”, le preguntó ilusionado Omar. A lo que Nasrudin respondió: “Ah, compañero, lamentablemente ella también soñaba con un hombre perfecto”.

jugar

¿Te consideras una persona perfecta?

La perfección radica en hacer algo sin cometer ningún error. Por un lado, ¿eso es posible? Y  por otro, ¿quién valora si lo realizado es perfecto? Porque para una persona puede serlo y para otra no.

¿Tenéis en vuestro entorno a alguna persona que piensa que todo lo que hace es perfecto o correcto y que lo que lo hacen los demás está mal? Estoy segura que sí. Además, dicha persona no es capaz de guardar sus perfecciones en su interior porque piensa que todo el mundo tiene que saber que el otro es imperfecto… Sin darse cuenta que él o ella también lo es.

¿Qué es lo que creéis que le está ocurriendo a esa persona “perfecta”? Por un lado, lo que lanza al exterior es su mirada crítica, enjuiciando todo lo que escapa a lo que considera que es lo “correcto” (personas, cosas o situaciones). Por otro, lo que queda oculto en su interior es su propia insatisfacción personal (pero claro, como la persona se considera “perfecta”, dicha insatisfacción no existe en ella!)

¿Queréis jugar?

Os proponemos un juego. La duración es mínimo de 24 horas y máximo tanto cuanto queráis. El número de jugadores es sólo uno, tu solo/a. Primero, invéntate un gesto que no sea demasiado llamativo. Puede ser acariciarse el pelo, arrascarse la nariz, tocarse la palma de la mano,…. Lo que queráis…. ¡Pensando que lo tendréis que hacer en lugares públicos!  En segundo lugar, os pedimos atención plena a vuestros pensamientos o comunicación verbal durante, al menos, 24 horas. En tercer lugar, cada vez que llegue un pensamiento que sea un JUICIO (hacia otras personas, hacia ti mismo/a  o hacia cosas) os pedimos que realicéis el gesto elegido por vosotros.  Es decir, JUICIO + GESTO.

Es importante que este ejercicio de toma de conciencia lo realicéis cómo mínimo durante un día entero. Cuanto más lo hagáis más efectivo será.  Incluso, os proponemos que lo hagáis durante toda una semana, y pasados un mes volváis a realizarlo. De tal forma que, con el tiempo, seáis capaces de hacerlo todos los días. Os ayudará a detectar rápidamente vuestros juicios y saber pararlos. Si además practicáis Mindfulness, os asombrará como eres capaz de mantener bajo control tu mente enjuiciadora y criticona y como eres más feliz y haces que las personas de tu entorno también lo sean.

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