El desapego emocional es uno de nuestros grandes amigos. Es ser capaz de mantener relaciones basadas en el amor saludable, actuando desde la libertad y no desde la necesidad. Parece fácil, pero cuando algo nos impide querernos a nosotros mismos y somos un saco de miedos e inseguridades, la cosa se complica un poco.
El último sábado de septiembre impartiremos un curso de desapego en Zaragoza, así que para ir calentando motores, empezaremos dando unas pequeñas claves para todos los lectores.
Apego emocional
Es la socialización y la cultura la que nos convierte en seres emocionalmente dependientes; y que, además, se fortalece con la dependencia económica, los miedos, las inseguridades personales y la soledad.
Empecemos por el principio, definiendo que es el apego emocional: “Es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona o situación no se es posible ser feliz.”
Por tanto, si está relacionado con la felicidad, ¿Qué ocurre cuando ésta no somos capaces de experimentarla? Qué hay sufrimiento. Ese sufrimiento que no es el que nos da la vida (fallecimiento de un ser querido, pérdida de un trabajo, etc.) si no aquel que como humanos añadimos nosotros. Y si lo añadimos nosotros, es evidente que también somos nosotros los que podemos decidir si queremos seguir sufriendo innecesariamente o no. Así de simple, ¿verdad? Pues no lo es tanto precisamente por todos esos miedos que también llevamos dentro.
Todas las cosas tienen su lado positivo y negativo. El apego también. Como positivo podemos decir que alcanzamos un estado de placer inmenso cuando logramos aquello a lo que estamos apegados. Lamentablemente, el lado negativo es mucho más amplio: además del sufrimiento, experimentamos sensaciones de amenaza, tensión, angustia, vulnerabilidad, desorden emocional,…
Desapego emocional
Definido el apego, vamos a volver al desapego emocional. Es felicidad, es aprender a soltar, es no depender de nada ni de nadie, es ser autónomos, es confianza, es no depender… Y no pretendemos alargarnos. Suficiente para convenceros que lograr el desapego emocional es mejor que vivir apegados toda nuestra vida a algo o a alguien.
Por cierto, es importante saber que el desapego no es desamor, ni distanciarse física o emocionalmente de alguien o mostrarse frío en las relaciones sociales. El desapego es ser y permitir ser libres, es disfrutar plenamente, es no aferrarnos a una visión limitada, es liberarnos de un resultado específico, es no pretender que las situaciones se acomoden a nuestros deseos y es tener confianza en nosotros mismo.
¿Tú quieres o amas?
Hazte esta simple pregunta: ¿Tú quieres o amas? Igual te preguntas cual es la diferencia. Y antes de seguir leyendo, escribe en una hoja las cosas que les dices a tus seres queridos…… ¿Ya las tienes? Ahora mira si son del estilo de ¡Qué feliz me haces!, ¡Sin ti no sé qué haría!, No voy si tú no me acompañas,… Todo esto es QUERER. Y es lo mismo que si les dices: Quiero poseerte, no quiero que tengas vida propia, quiero que seas dependiente y quiero que seas infeliz.
AMAR es permitir a la persona que sea uno mismo, que tenga sus propios pensamientos, que satisfaga sus propios gustos, que decida por sí mismo y que sea libre.
¿Verdad que hay grandes diferencias entre querer y amar? Ahí está la diferencia entre apego y desapego en relaciones humanas.
Finalizamos con una pregunta para que reflexiones:
¿Utilizas tus relaciones personales para compensar tus carencias?
Si te interesa saber tu propia respuesta y profundizar en la dependencia emocional, te esperamos el sábado 26 de septiembre. Tienes la información en nuestra web www.gabineteemocional.com