Hay muchos tipos de viajes: escapadas cortas, viajes de ida y vuelta en el día, viajes al otro lado del planeta,…, es decir, viajes en función del tiempo que tengamos libre; con amigos, con familia, con desconocidos, “singles”, solos,…, es decir, escogiendo a las personas que nos acompañen; o viajes donde prima el lugar al que queremos ir: por España, Europa, otros continentes,…. O viajes culturales, de naturaleza, de aventura, etc.
En todos estos viajes partimos de un punto A para llegar a un punto B. Tenemos más o menos claro dónde vamos, solemos saber cuánto va a durar y quien nos va acompañar.
El viaje de tu vida
En este espacio os queremos hablar de otro tipo de viaje: el viaje de tu vida, donde el punto A fue tu nacimiento y el punto B será tu muerte. Entre medias te pasarán muchas aventuras, vivirás muchos cambios y muchas experiencias.
El viaje es lo que te ocurre mientras avanzas por tu propio camino. Tú decides cómo deseas realizar ese viaje y qué actitud tomar ante las vicisitudes del viaje. Igual ha sido de esos niños/as que desde muy pequeños tenían claro que deseaban ser de mayores: tenista, piloto de Fórmula 1, futbolista, médico, profesora, enfermera, etc.
No obstante, a pesar de que siempre hayas tenido muy claro en tu vida hacia donde te dirigías, ese destino es únicamente una excusa para empezar a andar. No importa si eres de los que has sabido hacia dónde dirigir tus pasos o si todavía no lo sabes. Sólo anda hacia algo que te apasione porque el camino se irá haciendo sólo a medida que lo recorras.
No seas de esas personas que deciden no andar porque las incertidumbres les bloquean, porque les da miedo lo que puedan encontrar en el camino.
La realidad es que nunca sabemos que hay al otro lado de la montaña, del océano o de la curva del camino… y tampoco importa porque lo importante es lo que aprendes mientras recorres tu propio camino.
Viaje a Itaca
Como muestra de este viaje de tu vida, os recordamos el poema “Viaje a Itaca” de Cavafis.
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
P. Cavafis. Antología poética. Alianza Editorial, Madrid 1999.
Edición y traducción, Pedro Bádenas de la Peña
Tu día a día es la mejor aventura de tu vida, dónde más puedes aprender, caminar y sufrir una transformación interior.