Experiencias vitales: aprende a vivirlas como un niñ@
A punto de empezar septiembre, me resultan curiosos los comentarios más diversos que escucho a cada momento. En general los adultos se mueven entre el «Ufff otra vez a trabajar», «Qué desgracia que las vacaciones se han acabado ya»,… a los niños que se les suele oír decir algo como «Qué bien, podré encontrarme con mis amigos del cole de nuevo», «Tengo ganas de volver al colegio y hacerme mayor».
Parece que muchos de los adultos tienden más a moverse hacia la vivencia de las experiencias vitales como desgracias, es decir, viendo la parte negativa de cada vivencia; mientras que los niños son capaces de vivir sus acontecimientos diarios desde una mente limpia y positiva.
Tras esta breve reflexión, te invito a leer la siguiente historia y que reflexiones sobre ella.
El campesino y el sabio
En el siglo pasado, en una aldea de las profundidades de Asia vivía un viejo sabio. Los habitantes solían consultarle para someterle sus problemas y escuchar sus razonados consejos. Era un hombre amado y respetado por todos.
Cierto día, un campesino de la aldea fue a verlo, aterrado. El único buey que tenía para ayudarle a labrar su campo había muerto por la noche. Lloroso, se lamentaba por la que parecía ser la peor de sus desgracias.
“Tal vez sí, tal vez no”, se limitó a decir el sabio con voz dulce.
No sabiendo que pensar de esta reacción el campesino se fue perplejo.
Algunos días más tarde regresó loco de alegría. Había capturado un joven caballo salvaje y lo había utilizado para reemplazar al buey y tirar del arado. El fogoso semental facilitaba las labores, tan vivaz era.
El campesino le dijo al sabio: “Tenías razón, la muerte de mi buey no era la peor de mis catástrofes. Este caballo es una bendición».
“Tal vez sí, tal vez no”, respondió el sabio con dulzura y compasión.
Al marcharse el campesino se dijo que, definitivamente, el viejo sabio era un hombre curioso, puesto que no era capaz de alegrarse de su buena fortuna.
Algunos días mas tarde el hijo del campesino se rompió una pierna al caer del caballo y tuvo que guardar cama durante varios días.
El hombre volvió a ver al sabio para llorar por esta nueva calamidad. Su hijo no podía colaborar en la cosecha y tenía que su familia se muriera de hambre.
“!Qué desgracia!”, repetía.
“Tal vez sí, tal vez no”, opinó el sabio.
“!Sólo sabes decir eso. Si ese es el consuelo que me das no volveré a verte más!, dijo el campesino, y salió lleno de cólera.
Entonces una terrible noticia corrió por la región. Acababa de estallar la guerra y grupos de soldados fueron casa por casa enrolando a los jóvenes. Todos los chicos de la aldea fueron obligados a partir hacia una probable muerte en combate. Todos excepto el hijo del campesino que seguía herido.
El campesino volvió a casa del sabio “Perdóname, –imploró– me he pasado el tiempo lamentándome por lo que me sucedía e imaginándome las peores catástrofes cuando nada de todo eso ha ocurrido. En vez de permanecer tranquilo sentí pánico y te maldije. Se hoy que es vano imaginar el porvenir, pues nadie sabe nunca lo que el futuro nos reserva. Hay que mantener la esperanza pues siempre existen peores desgracias que las propias.
“En fin, tal vez sí, tal vez no” y el sabio sonrió lleno de bondad y de indulgencia.
Catherine Rambert, Pequeña filosofía matinal
Reflexiones personales
Leída la historia, te planteo una serie de preguntas que te apoyen en tu reflexión personal:
- ¿Cómo es tu dialogo interior? Si nunca te ha has hecho esta pregunta, te invito a que durante los dos próximos días observes cómo son tus pensamientos.
- ¿Tienes tendencia a ver el lado positivo de cada experiencia o el lado negativo? Si te resulta difícil contestar a esta pregunta, piensa en cómo ha sido tu vida y cómo has vivido las experiencias más complicadas.
- ¿Cómo vives las experiencias de los demás?, ¿Tiendes a juzgarlas?
- ¿Te tratas a ti mism@ con bondad o te juzgas?
- ¿Cómo es habitualmente tu comportamiento?: ¿Reflexivo?, ¿Sereno?, ¿Nervioso?, ¿Impulsivo?
¿A qué conclusiones has llegado?
Tu vida es un reflejo de tus pensamientos
Así que si tu vida no te gusta, ¿Te has planteado que igual lo que podrías modificar son tus pensamientos?