El síndrome postvacacional es el tema de conversación en estas fechas porque, para muchos, hoy es el primer día de trabajo después de las vacaciones de verano.
Cuantas más largas hayan sido las vacaciones, mayor posibilidad hay de sufrir de síndrome postvacacional, ya que la desconexión ha sido mucho mayor y los hábitos se han transformado totalmente: horarios diferentes, playa, montaña, salidas nocturnas, etc. Es decir, multitud de actividades que podemos hacer todos los días de las vacaciones y difícilmente las llevamos a cabo en invierno porque trabajamos, compaginamos vida laboral con familiar, etc.
¿Qué es el síndrome postvacacional?
Es algo normal y no es una enfermedad. Lo viven aproximadamente un 30% de las personas que tras un periodo más o menos largo de vacaciones vuelven a su vida diaria: su casa, su empleo, en definitiva, las rutinas laborales y familiares que impiden que el tiempo de ocio llene la totalidad del día, como ocurre en vacaciones.
¿Cuáles son sus síntomas?
En general los síntomas son la pereza, tristeza, ansiedad y/o trastornos del sueño. En algunos casos, también aparecen dolores de cabeza, fatiga y malestar general. No son síntomas graves y en unos días suelen desaparecer solos.
¿Qué personas son más susceptibles de sufrirlo?
Como indicábamos, cuantas más largas hayan sido nuestras vacaciones más posibilidades tendremos de sufrir de síndrome postvacacional. Si, además, volvemos a un entorno donde nuestro trabajo no nos gusta, o tenemos un jefe poco motivador, es lógico que tengamos pocas ganas de volver y preferiríamos seguir de vacaciones.
Si, además, eres una persona con baja tolerancia a la frustración y escasa resiliencia, te costará un poco más adaptarte a tu realidad presente.
¿Qué puedes hacer para vencerlo cuanto antes?
En primer lugar, os recomendaríamos vivir el presente. Cuando volvemos de vacaciones es lógico tener la mente los primeros días en esas maravillosas vacaciones, aunque te ayudará muy poco a volver a tu realidad profesional.
Si estás en el trabajo, vive instante a instante lo que está ocurriendo en esas oficinas, despacho, tienda, o lugar en el que te encuentres; dejando el recuerdo de las vacaciones para cuando te reúnas con familiares y amigos.
Vive tu trabajo, te guste o no, como lo mejor que tienes en ese momento presente. Si vives tu trabajo como una carga, lo único que estás haciendo es meter un sufrimiento innecesario a tu experiencia vital.
Si el trabajo que realizas no te gusta, o tu jefe no te cae bien, no te centres en lo que no te gusta. Busca lo positivo de tu trabajo, por pequeño que sea seguro que hay algo que te gusta.
Los primeros días tómatelos con tranquilidad. Lo ideal sería volver unos días antes a tu ciudad e r adaptándote poco a poco, pero si eres de los que han apurado y volviste horas antes de ir a trabajar, razón de más para ir tranquilo. El objetivo no es quitarse todo el trabajo generado mientras tú no estabas en dos días. Todo el mundo necesita un período de adaptación y tú no eres una excepción.
Es esencial que vuelvas a hábitos de vida saludable: ejercicio y alimentación sana cada día. Además, retoma tus hobbies preferidos: bailar, pintar, leer, ir a exposiciones de arte, música, etc. Es decir, haz algo que te apasione en tus horas libres.
Por último, nuestra mejor recomendación sería que practicases Mindfulness y notarás como tu vida da un giro de 360 grados.