Quién siembra, recoge

Hace un tiempo que no escribo en este blog y no por falta de ganas. Precisamente el otro día me preguntaba qué es lo que he estado haciendo este tiempo: la respuesta fue “sembrando”. Os preguntareis ¿Sembrando, que? ¿Un huerto?, ¿Cultivando flores? Efectivamente, sembrando semillas que den buenos frutos. ¿Pero cuáles os preguntareis?  Los que siento que son “bonitos” para mi entorno y para mí. ¿Bonitos? Sí, bonitos, y eso sólo depende de nosotros. Permitirme que lo ejemplifique con un cuento:

“Un señor que cogía el autobús habitualmente para ir al trabajo, veía subirse también cada día a una anciana que se sentaba junto a la ventana. Seguidamente, sacaba una bolsita y, durante todo el trayecto, tiraba cosas por la ventana. Un día no pudo aguantarse más y le preguntó qué era lo que hacía: “Tiro semillas”, respondió ella. “Lo hago porque cuando llegue la primavera, me gustaría mirar por esta misma ventana y ver flores durante todo el recorrido”, continuó explicándole, “Pero, es difícil que crezcan en el asfalto y que no acaben chafadas o convertidas en alimento de los pájaros”, objetó el trabajador. Pero la señora, lejos de perder su ilusión, le contestó “Así es, pero algunas sobrevivirán y acabarán brotando”. Transcurrieron unos meses y, cuando aquel hombre, miró por la ventana del autobús, vio un montón de pequeñas y bellísimas florecillas que habían empezado a brotar al borde del camino. Entonces, recordó a la abuela de las semillas, a quien hacía días que no veía. Preguntó por ella al conductor, quien le dijo que había fallecido sin ver su sueño hecho realidad. Y entonces pensó que igual que la semilla de belleza que ella sembró dio sus frutos, el futuro depende de nuestras acciones presentes. Así que si sembramos buenas semillas, los frutos serán igualmente buenos.”

A este cuento le añadiría algo más: A veces no paramos de sembrar flores bonitas, aunque se nos olvida sembrar alguna que también es necesaria en nuestro jardín.

tus frutos

¿Y tú qué siembras?

Preguntas para reflexionar: ¿Tu eres de los que siembras todos los días?, ¿Qué tipo de frutos obtienes?, ¿Ha habido algo que se te olvidó sembrar?, ¿Si lo que has sembrado no te gusta, qué te impide limpiar el terreno y volver a sembrar lo que realmente deseas en tu vida? Os recomendaría que miraseis dentro de vosotros y a vuestro alrededor. Posteriormente que hicieseis una lista de lo que habéis sembrado y de los frutos que habéis recogido y estáis recogiendo. Por último, ser honestos con vosotros mismos y mirar qué fruto no os gusta y qué podéis hacer para cambiarlo. Y por favor, no digáis que ya es demasiado tarde. Nunca lo es. O cambiáis la semilla y, por tanto el fruto, o cambiáis el abono y el agua con que regáis esa semilla, es decir, vuestra mirada.

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